Como saben estamos participando en el concurso organizado por la Mancomunidad del Sureste. Pretendemos, con ello, sensibilizar y fomentar el correcto reciclaje de la
“basura de nuestras casas” mediante la utilización de distintos contenedores
para el papel y para envases.Para ello les pedimos la máxima
colaboración desde sus casas envíando bolsas separadas, envases
(tetrabricks, botes de plásticos y/o garrafas, etc. ) y papel (papeles y cartones). Se recogerá el material de reciclado hasta el 15 de
marzo.
RECORDARLES que el premio
merece la pena ya que irá
destinado a material escolar o ayuda a familias necesitadas.
Les invito a leer el siguiente cuento que gustará al alumnado y a las familias sacado del
Blog "Cuentosinfantilescortos"...¡¡¡Muy bonito!!!
LOS
CUBETOS CORTOS Y EL RECICLAJE
Érase
una vez, unos cubetos de
basura de distintos colores. En ellos se echaba la basura
clasificada en función del color
de cada cubeto. Los cubetos se llamaban: Vistris, que era el
que se encargaba de almacenar el vidrio
para reciclar y era verde, Papelico, que era el encargado del papel para reciclar y
era azul, Aceiterus,
encargado de recoger las
garrafas de aceite doméstico usado, Plastiki, que era el contenedor de plásticos para reciclar
y que era amarillo, Pilates,
el contenedor de pilas
gastadas, y Basurín,
el encargado del resto
de basuras, especialmente de las basuras orgánicas.
Cuando
alguien no metía la basura en su sitio, como los cubetos eran muy amigos entre
ellos, se pasaban de uno a otro la basura al que le correspondía. Así, siempre
estaba la basura
clasificada correctamente para que pudiera reciclarse y cuidar
el medio ambiente.
El
camión de la basura les vaciaba, y ellos se ponían muy contentos de ver como
cada tipo de residuo iba a su cubo de basura correspondiente.
Pero
al cabo de unos días, los cubetos se
cansaron de ordenar la basura porque era mucho trabajo para ellos,
ya que no solían moverse mucho y acababan casi sin fuerzas.
Poco
a poco, Pilates,
que era el más joven de todos, empezó
a encontrarse mal. Escupía la basura que no eran pilas a la
calle, porque no podía guardarla de lo cansado que estaba. Lloraba mucho.
Posteriormente
a esto, Plastiki también
tuvo los mismos síntomas y empezó a escupir todo lo que no eran
plásticos, y después Aceiterus, y así todos los cubetos empezaron a echar la
basura que no les correspondía a la calle…
Un
niño
llamado Pipo,
que pasaba por la calle, se dio cuenta de toda la basura que había tirada al
lado de los cubos de basura… Y muy
responsablemente colocó cada basura en su cubo de color correspondiente.
Pipo
avisó a sus padres, y fueron ellos los que entendieron que a mucha gente no le
importa el medio ambiente. Pero le dijeron a Pipo: “Has hecho muy bien clasificando la basura. Si todo el
mundo fuera como tú, nuestro planeta sería un mundo mejor, y la naturaleza nos lo agradecería.”
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