Menudo sorpresón nos llevamos
cuando fuimos a recoger las zanahorias.
Sacamos una... sacamos otra... y,
prácticamente,
todas con el mismo tamaño.
¿Por qués?
muchos
pero el verdadero:
La tierra estaba "dura"...
en fin...otra vez será.
...a ver si les gusta la siguiente historia de Luis Carlos Bravo:
“ La zanahoria que quería volar”
Es bien sabido por todos que un rasgo
que caracteriza a las zanahorias es su odiosa dificultad para desplazarse. No
solamente porque carecen de patas, manos y alas, sino que además, por razones
aún desconocidas, las zanahorias tienen esa forma extraña que simplemente les
hace difícil rodar.
No es lo mismo ser limón, o ser papa. No señor. Ellos
sí pueden rodar lejos, lejísimos.
Pero las zanahorias... Las zanahorias si acaso pueden
rodar un poquito, sin alejarse demasiado.
En fin. La cosa es que desde muy pequeñas, las
zanahorias aprenden en el colegio que ellas no nacieron para moverse sino para
otras cosas. Para ser ensalada, por ejemplo. Pero no para moverse.
Un día, en el colegio, el profesor zanahoria le
preguntó a sus alumnas qué querían ser. Muchas respondieron cosas normales:
"Quiero ser ensalada" dijo la primera. Otra dijo, "Yo quiero ser
jugo de naranja con zanahoria". Pero hubo una zanahoria que contestó algo
muy extraño: "Yo quiero volar".
El profesor les explicó a todos que la ciencia ya
demostró que las zanahorias no pueden volar. "Es una verdad universal y es
mejor que ustedes conozcan desde ya sus limitaciones, para no equivocarse
después" dijo.
Pero la pequeña zanahoria insistió: "Yo sí voy a
volar. Voy a ser una zanahoria que vuela".
Muchos en el colegio se burlaron de la zanahoria que
quería volar. Pero a ella no le importó. Tenía un sueño, y lo quería volver
realidad. Lo repitió tanto, que una papa amiga escuchó el rumor y decidió que
quería conocer a la zanahoria que quería volar.
Como es bien sabido, las papas sí pueden rodar, así
que no le quedó difícil llegar a donde nuestra zanahoria.
"Yo quiero ayudarte a volar" le dijo la papa
a la zanahoria. "Tengo una idea que puede funcionar. Lo único que tienes
que hacer es moverte un poquito, hasta quedar sobre el mango de tu amigo el
tenedor.
Después, espera allí y yo te aviso".
La zanahoria no tuvo dificultad en hacer lo que la
papa le propuso. Esperó sobre el mango del tenedor un rato, y luego un ratico
más. Cinco ratos y medio más.
Nada.
De pronto, escuchó a la papa gritar desde lo alto:
"Prepárate, ¡vas a volaaaaaaaaarr! Ueeeeeeeeee!!!!!"
La papa saltó sobre los dientes del tenedor y al caer
catapultó a la zanahoria.
Y pues, sí. Ahí tienen ustedes. Ante el asombro de
todas las demás, ¡la zanahoria salió volando! Voló y voló, hasta salir por la
ventana de la cocina, hacia el jardín.
Nadie nunca la volvió a ver.
Pero ahora, en
el colegio, todas las zanahorias cuentan la historia de la zanahoria que pudo
volar.
Y en clase, el profesor le cuenta a sus alumnos que los sueños sí se
pueden volver realidad, si luchas incansablemente por ellos.
La ciencia lo ha
demostrado.
Mmmmmmmmmmm las zanahorias,me encanto lo que pusistes y tienes razón todo tiene un porque.
ResponderEliminarUn saludo
Farah